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Ya tengo 50

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 Pues sí. Parecía que no llegaría nunca pero ya están aquí. Pues yo no me siento de 50.  Cuando tenía 10 años, 20, incluso 30, los 50 me parecían de viejas. Pero es que yo no me veo vieja. Me veo igual que cuando tenía 40 y casi igual que con 30. Aún me quedan cosas de los 20 y tengo algún resto de los 10 que me niego a hacer desaparecer. Estaba pensando en clausurar este blog. Porque, claro, se llama Ama de casa a los 40, y ya tengo 50. Después me he dicho: en realidad el título quiere decir que empecé a ser ama de casa a esa edad. Por lo tanto, como aún sigo siéndolo, el blog tiene vigencia. Así que, seguiré escribiendo aquí. Tal vez algo sí ha cambiado en mí. Cuando tenía diez años, era una niña casi feliz. A los 20 ya noté que la infancia se fue y pensaba que ya era adulta. A los 30 veía a las de 20 como unas crías. Y a los 40 noté que las de 30 tenían aún mucho camino por recorrer. Ahora que tengo 50 veo que ni con 10, ni con 20, ni con 40 te enteras de la mitad de la película. Po

Escribir un libro

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Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Esas son las tres cosas que hay que hacer en la vida, dicen. Y ahora entiendo porqué están en la misma frase. Yo no he tenido un hijo. He tenido tres. Cuando tienes un hijo, sobre todo el primero, piensas que el trabajo se acaba después del parto. Nada más lejos de la realidad. Eso es sólo el principio. Yo no he plantado un árbol, he plantado varios y muchas plantas. Cuando metes la semilla en la tierra piensas que el trabajo se acaba. Nada más lejos de la realidad. Eso es sólo el principio. Yo no he escrito un libro, he escrito mucho. Algunas cosas las he publicado y otras no. Y cuando las palabras dejan tu mente, pasan por tus dedos y se convierten en un documento, piensas que el trabajo ya está hecho. Nada más lejos de la realidad. Eso es sólo el principio. Con los hijos y las plantas, no me ha ido mal. Estoy muy orgullosa de mi trabajo he conseguido verlos crecer y además he aprendido mucho en ese recorrido. Pero con los libros..

No al suicidio

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Yo también he estado ahí. Imaginando o mejor dicho, planificando la mejor forma de terminar con mi vida. Barajando las opciones. Preguntándome cuál sería la menos dolorosa. La más rápida.  Estar en el laberinto oscuro y por mucho que luches, que camines, que te caigas y te vuelvas a levantar, siempre llegar a una pared que te impide ver la luz, es muy cansado. La muerte se convierte en la única solución posible a todos los problemas. La muerte es la solución. La muerte es la salida. La muerte es la luz. Pero entonces ves la cara de tus hijos y piensas en su dolor. El dolor de perder una madre sin motivo. ¿qué culpa tienen ellos? Y ves a tu marido intentando esforzarse porque estés mejor. Y no lo consigue. Sientes su frustración. Se enfada porque no entiende. ¿QUÉ TE FALTA? (es su pregunta) No me falta nada. Tengo casa y comida. Mi familia está bien. Me sobra mi cabeza. Mi cabeza está rota. Es con mi cabeza que tengo que luchar, pero mi mente está rota. Si tienes que caminar y tus piern

Jabón, Jabón

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Hace casi dos años que publiqué mi libro sobre el jabón. Cómo pasa el tiempo... Ahora, cuando me paseo por sus páginas, me parece estar leyendo el diario de una adolescente. El descubrimiento de este hobby es comparable a lo que se siente cuando te enamoras por primera vez. Como en cualquier relación, el principio es maravilloso e irrepetible. Cuando pasa el tiempo, puede haber sido algo pasajero o convertirse en el amor de tu vida. Después de un año de grandes emociones y descubrimientos continuos, el jabón se convirtió, para mí,  en un compañero de viaje agradable. Y aunque la pasión del inicio se ha calmado, la ilusión de probar cosas nuevas cada día se mantiene intacta. Hoy me alegro de haber plasmado mi experiencia en Jabón, Jabón. El hobby de mi vida . Muchas personas que conocí después de publicarlo (y gracias a haberlo hecho), me han dicho que se han visto reflejadas en él. Encontrar personas afines, que comparten esta afición, ha sido otro de los regalos que este mun

¿Por qué no ha venido el ratoncito Pérez?

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—¡Mama! ¡Se me ha caído el diente en la clase!—me dijo gritando mi hija Sara de 6 años cuando salió del colegio al mediodía. —¿Y dónde está? —En la agenda. La Laia—una de sus maestras—me lo ha guardado en un papel y me lo ha puesto con el clip en la agenda.   —¡Pues muy bien! Luego lo ponemos en tu mesita para que se lo lleve el Ratoncito Pérez. Pasó el viernes y al llegar la noche el cansacio semanal se acumula en el cuerpo y en la mente. De todas formas, eso no es excusa para cumplir el ritual. —Mama, ¿ponemos el diente?. También tenemos que poner un poco de queso y agua para el Ratoncito Pérez   —¡Claro que sí! ¡Vamos! Ya en la habitación, sobre un trozo de papel de cocina, pusimos en la mesita de noche, el diente, un trozo de queso y también un poco de agua en un tapón de plástico de una botella de agua de 5 litros. —Venga, duérmete, que como venga el Ratoncito Pérez y estés despierta, se irá y no te dejará ningún regalo. El dia terminó y a la mañ

Sinergias de aceites esenciales para jabón

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La elección del olor de un jabón es algo muy personal. Los aceites esenciales se distinguen por familias o tipos. Tus preferencias te llevarán a escoger unos u otros: florales (lavanda, ylang-ylang, geranio), cítricos (litsea cubeba, verbena, limón, bergamota), herbales (romero, enebro, hinojo), amaderados (pachuli, sándalo)... En THE NATURAL SOAP BOOK de Susan Miller encontré un listado genial de sinergias de aceites esenciales para el jabón. Alguna de las combinaciones las he probado, pero la mayoría son nuevas para mí. Si probáis alguna, dejadme un comentario con vuestra opinión. En el libro, las cantidades se indican en cucharadas, que son aproximadamente 5ml y la suma de cada combinación es de 90ml. Yo suelo utilizar para 1Kg de jabón un 3% de aceites esenciales. He adaptado los datos para ajustarme a esa cantidad. SINERGIA 1 limón 50% 15 ml bergamota 30%  9 ml lemongras 10% 3 ml clavo 10% 3 ml SINERGIA 2 nuez moscada 35% 10,5 ml canela 25% 7,5 ml limón 25

El sol azul

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El manzano despertó esa mañana y sintió calor. Era inverno, y sintió calor. No entendía nada. La luz del día no era como siempre. Un tono azulado inundaba todo el campo y hacía más calor. ¿Por qué? Sus yemas estaban dormidas, pero si seguía haciendo este calor se despertarían antes de tiempo.... Él les daba su alimento, y de momento, las pequeñas no se enteraron, pero no podrían aguantar mucho más. Alzó la vista y empezó a entender. El sol no era el sol. Se había tornado azul. Le preguntó: -¿Qué te pasa, Sol? -Nada, !!!qué me ha de pasar!!! -Eres azul y das demasiado calor. -El mar es así. Y todo el mundo le quiere. -La Tierra es azul. Pero tú eres el Sol. El mundo gira a tu alrededor. Gracias a tí, la vida existe. -Nadie me mira. -Eres tú quien miras. Observa lo que puedes ver, y entenderás... Fragmento de: