Cómo ser feliz para estar feliz y viceversa
Piensa en algo que te haga feliz. Seguro que lo hay. Busca esa imagen en tu cabeza que al verla, hace que el corazón te empiece a latir más deprisa. Esa imagen que te inunda el pecho de alegría como burbujitas, te baja hasta el estómago, despierta las mariposas y con la que no puedes evitar sonreír. Puede ser el recuerdo de aquel beso, el olor a café, el sonido del mar, o la primera vez que sostuviste a tu bebé al nacer. Siente esa felicidad y retenla en tu cabeza. Imagínate que es una pelota que puedes sostener. Aprende ese sentimiento igual que has aprendido a hablar o caminar. Memorízalo porque lo vas a necesitar después. Ahora piensa en algo que te entristezca. Seguro que encuentras algo enseguida. Es mucho más fácil. Busca esa imagen que te hace un nudo en la garganta, te curva la boca hacia abajo, y consigue que te empiece a doler la frente hasta que la única salida sea dejar escapar tus lágrimas. El paro, los desahucios, el hambre, la corrupción, el cáncer de tu padre, las deu...